Podemos congelar el movimiento o transformar la realidad con:
Velocidad de Obturación.
Super poderes de los fotógrafos.
Podemos decir que la velocidad de obturación es el tiempo que necesitamos exponer el material el sensor de la cámara a la luz, para obtener una imagen con una cantidad de luz deseada y sirve también para congelar o barrer la luz reflejada en el sensor.



En otras palabras, es el tiempo en el que la cámara realiza un proceso mecánico que consta de tres pasos simultáneos:
1. El espejo interno de la cámara se levanta (en las cámaras DSLR), para permitir el paso de la luz al sensor.
2. La cortina del obturador se abre.
3. El diafragma se ajusta a la apertura previamente elegida para regular la entrada de luz (y la profundidad de campo).
Y, acto seguido, una vez expuesto el material sensible (puede ser el sensor o el rollo de tu cámara), todo regresa a su posición original.
Hoy en día, existen cámaras digitales con gran rango de velocidad de obturación, desde bulbo, o 30 segundos de exposición hasta una fracción de 1/8000 de segundo.

Te recomiendo que para disparos largos, a partir de 1/30 de segundo, utilices tripié para tomar tus fotos. Recuerda que las cámaras digitales son mucho más sensibles que las análogas.
Al fotografiar hay que buscar siempre un punto de apoyo, recargar la cámara con los codos al cuerpo y adoptar una postura firme y contener brevemente la respiración en el momento de realizar el disparo.

Las exposiciones cortas o “rápidas” congelan la toma y el movimiento pero requieren de mayor cantidad de luz.
Y las largas o “lentas” son para situaciones de poca luz o para obtener un efecto de “barrido”.
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